Unido a...

viernes, 28 de agosto de 2009

La cantante calva


Pocas veces he disfrutado tanto la lectura de una pieza de teatro (antipieza, en este caso), como al leer La cantante calva, de Eugène Ionesco, de quien pocos datos tenía, tanto de él como de su obra. No fue sino a través del interés que despertó en mí, la lectura de los libros de Beckett que, un día di con el nombre de Ionesco, ambos autores considerados como los iniciadores del llamado "teatro del absurdo", debido a su rompimiento con la lógica, para imponer su propia "lógica" irracional en donde los extremos se tocan invirtiendo el sentido de lo expuesto.
Las acciones desarrolladas en el curso de las tramas que, inician aparentando no ser sino un conjunto de actos azarosos desprovistos de toda lógica, conforme van siendo asimilados por los espectadores, van desvelando un mundo rutinario e insignificante sostenido por falsos y endebles principios apriorísticos que no funcionan más que para hacer creer a las personas que su vida tiene un sentido.
En la cantante calva, primera pieza teatral de este autor, puede verse la intencionalidad del autor de intentar ir más allá de lo visible por medio de las palabras y los actos fuera de sus contextos habituales. Lo primero en lo que repara uno, es en los nombres de los personajes que comparten el mismo entre todos sus integrantes: Sr. Smith/Sr. Smith. Sr. Martin/Sra. Martin. Entre los personajes que intervienen sólo el de la sirvienta y el bombero conservan cierta individualidad, lo cual no es una cuestión fortuita, sino que lo que contiene de trasfondo es toda una crítica a los intentos encasillatorios de las sociedades modernas para formar "individuos" indiferenciables unos de otros. que mantiene entre sus rasgos más caracteristicos la falta de reflexión crítica, acostumbrados a recibir a recibir las cosas ya digeridas. Pongamos un ejemplo, sacado de la misma obra:

el bombero: Pues bien comienzo. (Vuelve a tosiquear y luego comienza con una voz a la que hace temblar de emoción.) "El perro y el buey", fábula experimental: una vez otro buey la pregunto a otro perro: por qué no te has tragado la trompa? Perdón, contestó el perro, es porque creía que era elefante.

Sra. Martin: ¿Cuál es la moraleja?

El bombero: Son ustedes quienes tiene que encontrarla.
El final que no es más que un intercambio de personajes interpretando los mismo diálogos, representación de lo insignificante del "yo".


¿y la cantante calva?


Silencio general. Incomodidad.

domingo, 9 de agosto de 2009

LOS ESCLAVOS, de Alberto Chimal.


Considerado, por la crítica, como poseedor de una de las mejores plumas de la aún poco consolidada generación de los setentas. Chimal presenta su más reciente creación literaria y primera novela, en la cual expone una serie de transgresiones morales sin, por ello, asumir el papel de censor o deificador de uno u otro de los extremos.


La historia de la novela se estructura dentro de un conjunto de cinco capítulos (a su vez, dividida en otro subconjunto de 101 mini-escenas), de manera que la prosa nos va describiendo a un tiempo vertiginoso, acontecimientos que nos develan secretos de una realidad oculta bajo distintas capas: corrupción, ignorancia, poder enfermizo, pobreza insultante. Una díada que divide y une, del mismo modo, a la obra.


El libro nos describe las vivencias que se sucitan entro dos parejas unidas por un mismo motivo: mandar y obedecer.


La primera de éstas, entre Marlene y la Yuyis, (que por lo cierto, me dejó algunas lagunas) muestra una realidad que se desenvuelve entre la ignorancia (moral) y la pobreza (espiritual). Una realidad que, para poder hablar sobre ella, sería del siguiente modo: En el principio fue la corrupción. El cual, supongo, el autor evade con la finalidad de dotar a la obra de una capa de amoralidad, para dejar que los sucesos hablen por sí mismos.


Otra laguna que a mí me queda al respecto, es la voz del narrador ¿omnipresente? que, lo mismo afirma que se contradice.


La verdad nunca terminé de entender a quién trata de engañar, cuando señala, al final del capítulo a y c, respectivamente,


En lo dicho hasta ahora hay varias mentiras...


En lo dicho hasta ahora hay, cuando menos, tres mentiras...


Una incógnita mas, es la inclusión del capítulo titulado "Años después", al menos, a mí, no me queda lo bastante claro si se trata de un cruce entre ambos destinos, el de Mundo y Yuyis. No lo sé, no podría asegurarlo.


La segunda pareja que se describe a lo largo de la obra, es la que se desarrolla entre Golo y Mundo. Un excéntrico joven aristócrata en busca de nuevas emociones y placeres; y, Mundo, un burócrata ya entrado en años que parece tener una inclinación "natural" a ser sometido.


La narración se desarrolla dentro de un espacio urbano, lo que nos lleva a interpretar lo natural como artificio, ya que el concreto y el acero ha venido a transformar el entorno del hombre, del mismo modo que su psique. Un ejercicio de feedback que, al igual que mueve es movido.


A mi, me hubiera resultado mas interesante, si hubiese mantenido abierto un diálogo bajo la confrontación de tesis opuestas respecto a la naturaleza humana, como las de Hobbes y Rousseau. La una planteando el conflicto como parte la naturaleza humana, la otra, proponiendo la inocencia del hombre como fundamento.


Porque, a decir verdad, ¿qué sensación o reflexión deja una lectura que no se sustenta sobre tesis bien planteadas? ¿Unas horas de entretenimiento? ¿No será acaso que éste es el mal que aqueja a ésta generación? Su falta de compromiso con todo. Su postura "distante" hacia cualquier opinión, que, por el contrario, termina convertida en impostura. Ya que, yo considero que nada es más difícil de plantear que un "punto de vista neutral" (si no es que imposible), para hacerlo sería necesario exponer todos los puntos de vista posible bajo una misma lente.


Además de que esta díada entre someter y obedecer ofrece todo un espectro de posibilidades que permitirían, a un buen escritor, la creación de una gran obra, de la cual, según mi opinión, Los esclavos, de Alberto Chimal, aún dista un largo trecho de serlo.


Por otro lado sería un error, dicho lo anterior, no señalar las virtudes como su excelente manejo de las palabras y el dominio de una prosa tan fluida que, con disponer de un tiempo de tres horas, uno puede leer de principio a fin este muy buen libro.




jueves, 6 de agosto de 2009

LA ÚLTIMA NOCHEVIEJA DE LA HUMANIDAD, de Niccolò Ammaniti



Niccoló Ammaniti (Roma, 1965) Escritor italiano, perteneciente a la generación conocida como "Los caníbales". Es con esta compilación de narraciones, Fargo, (la última nochevieja de la humanidad, traducción al español) que la obra de este creador se acerca a los lectores hispanohablantes por primera vez. Poseedor de un estilo crudo y, al mismo tiempo, divertido, que le ha valido ser emparentado con creadores como Quentin Tarantino o Robert Altman. Es palpable la influencia del cine norteamericano en la elaboración de sus historias.


Horror y humor, elementos predominantes a lo largo de las historias que conforman esta obra. La cual le valió un reconocimiento, tanto de los lectores como de la critica, a nivel internacional.


La narración con la cual abre el libro y, que además, da titulo a todo el conjunto la última noche vieja de la humanidad, bien podría ser considerada una novela corta. En ella se expone una gama de visiones distintas con respecto a esta fecha, unas optimistas, las otras pesimistas, como ejemplo la siguiente:


Pasar. Pasar de todo. De cualquier cosa. Tranquilo. Un buda. Quedarse encerrado en la habitación. Parapetado en el búnquer. Poner un disco y hacer como si no fuera una noche especial, sino una cualquiera de un día cualquiera (...) Encendió el tocadiscos. Los Nirvana. Sentía que había algo vagamente heroico en su modo de actuar, quizá incluso ascético, en su desprecio del mundo y la diversión a toda costa.


De manera paradójica ¿o quizá, no tanto? la primera posición con la que asume el tratamiento del tema pasa de uno al otro extremo: de la búsqueda primera de una "diversión a toda costa" pasa a otra de total rechazo, una apatía que pasa de todo.


Y todo esto porque es nochevieja. ¡De locos! Tercer mundo.


La historia que comienza a las 19:00 horas y habrá de finalizar en la mañana del día siguiente, es una exposición fragmentaria de personajes que giran alrededor de tan significativa fecha. La cual ha sido fuertemente mercantilizada por la sociedad de consumo, a través de los medios de comunicación. Publicidad que algunos rechazan sin cortapisas, mientras otros parecen asumirla de manera tacita, sin mayores cuestionamientos. Llevados sólo por la inercia de la tradición y la educación familiar.


Hay que encontrar apoyos firmes, se decía. Apoyos fijos, sólidos, para cambiar la vida. Empieza un año nuevo y entonces yo me convierto en un hombre nuevo. Me deshago de las viejas costumbres y le hecho huevos. Me convierto en una persona seria.


La similitud de la anterior reflexión, por parte de uno de los personajes, con la idiosincrasia del mexicano promedio es en verdad sorprendente. Lo cual bien podría servir de pie para abrir un dialogo con esta tradición literaria. ¿O será que la propaganda mediatica es la misma aquí y en China? Tal vez. Como sea, lo importante es señalar el rasgo conformista de quien gusta depositar siempre sus esperanzas en un futuro que jamás le habrá de pertenecer. Esas patéticas gentes que luego de comer y descorchar el champán y brindar por el año nuevo. Por los éxitos futuros. Posteriormente se encontrará haciendo fila frente a las casas de empeño. A menos que un chispazo le permita abrir los ojos a la realidad, y sea capaz de observar el mundo tal y como éste es, tal y como ha dejado una secuela de fracasos a los largo de los años.


¿Y tú querida, qué tienes que celebrar? ¿Qué es lo que esperas del año nuevo? Bueno...Quizá...Podría...¡No! Ni lo intentes. Nada. Ni hablar. Tú ya te tragaste tu dosis de mierda, incluso quisiste pasarte de la raya, te atiborraste. Ahora estas llena. De modo que basta.


Poco a poco, la realidad va guiando a los personajes hacía una postura pesimista ¿realista? de lo que representa esta fecha sobrevalorada.


No es más que otra estupida convención social. Otro producto de esta estúpida civilización del consumo (...) La paz y la alegría se encuentran en los recovecos más escondidos de nuestra mente. Allí siempre hay una fiesta, lo único que hay que hacer es encontrar la puerta de entrada.


El autor nos arroja, de manera inesperada, pistas acerca de posibles "escapatorias" a la situación planteada, al pesimismo que permea de inicio a fin la trama. Los destinos comienzan a entrecruzarse y, con ello, los sucesos se multiplican, las directrices apuntan a todas partes, lo cual mantiene el interés del lector fijo en la narración, lo sujeta a un deseo de saber en qué terminará tan desquiciada historia. Justo en medio de las acciones más disparatadas. Uno de los personajes parece arrojar al lector un cuestionamiento a manera de examen,


- Bueno, ¿has entendido? La noche vieja la llevamos dentro. No está fuera. Es un puto examen, y no hay estrategias para afrontarlo, él siempre te la juega. Es más fuerte. No hay más cojones. Te destroza. Te machaca (...) No hay nada que hacer, en un momento dado de la velada te preguntas: ¿qué has hecho este año? ¿Y qué vas a hacer el siguiente? ¿Vas a cambiar? ¿Conseguirás cambiar? Miras a tu alrededor y ves gente de fiesta, que se divierte, que te pone la mano en el hombro y te dice que te quiere. Y te besan (...) ¡Que asco!


Esto sería suficiente para valorar el trabajo de este escritor lejos de lo que comunmente se conoce como simple literatura de evasión.


Ya casi para cerrar el relato, se desata "una guerra tan antigua como el mundo: Proletariado contra Nobleza infame". Por supuesto, de una manera simbólica, representada por una horda de hinchas futboleros contra residentes de una de las villas más lujosas y confortables.


El desenlace resulta de lo más inesperado. Luego de una masacre, sólo sobrevive quien menos deseaba hacerlo.


El resto de las narraciones, de menor extensión, aunque no por ello de menor intensidad, se mantienen dentro de una línea de droga, violencia y unos finales casi siempre inesperados.




miércoles, 5 de agosto de 2009

NOVELA CON COCAÍNA, de M. Agueiév

La lectura de esta obra ha significado, para mí, toda una revelación: el secreto mejor guardado de la conciencia: la desnudez de esta.


La novela, ya de por si, rodeada de un halo de misterio, es una rara avis, un "desajuste" en la tradición literaria. No acepta antecesores ni herederos. Según los escasos datos al respecto, la novela fue escrita alrededor de los años treintas, cuando el autor se desempeñaba como profesor de idiomas en la ciudad de Turquía. En 1935 una editorial parisina publica por primera vez la novela a manera de fragmentos, no siendo hasta los años ochenta que finalmente comienza a darse, a la novela, el justo valor que merece. Siendo hasta entonces que se inicia toda una investigación que permita dar con el autor, el cual jamás es encontrado, ya que nadie de los medios literarios de la época tiene conocimiento alguno de él o su obra. Es gracias a una persona que dice haberlo conocido en Constantinopla, a quien se le deben los pocos datos con que se cuenta. Una obra de tan excelente manofactura que, en algun momento, se sospechó de su autoria al también escritor ruso, Vladimir Nabokov. Más tarde, la esposa de éste último desmintió tal aseveración.


El autor de esta obra parece poseer las cualidades que, él mismo adjudica a Burkevitz, uno de los personajes en la trama


"..la terrible fuerza rusa que no conocía ni barrera, ni obstáculo, ni contención, una potencia de acero, solitaria y taciturna"


De esa manera es como va desenvolviéndose la historia, siempre teniendo como centro gravitacional la reflexión de los acontecimientos en la mente de Vadim, el personaje central de la obra, quién, sin menores concesiones, enfrenta la moral de su época y la trasciende a fuerza de honestidad, de tal modo que su vigencia, aún persiste en esta nuestra época.


El personaje de Vadim parece estar dentro de una batalla interna con una época turbulenta, la de la primera guerra mundial, sin por ello hacer demasiada insistencia en el tema, salvo un pasaje durante el que este antiheroe, observa a una de las mejores mentes de su generación precipitarse dentro de un cerco que parece envolver todas las épocas del Hombre, parece darse cuenta, por primera vez, de lo vano que resultan ser todos esos sueños de grandeza y superación,


"... llegábamos a la inquebrantable convicción de que, como antaño en la época de la tracción móvil, ahora, en la era de la locomotora, le resultaba más fácil vivir a un hombre estúpido que a un hombre inteligente, a un ser astuto que a uno honesto, que el cruel tenía más atractivo que el débil, que el autoritario conseguía más gratificación que el bondadoso, que el embustero se hartaba más que el virtuoso, que el gozador tenía más placeres que el continente. Qué eso ha sido y será así eternamente, mientras el hombre viva sobre la tierra"


Mas adelante, Burkevitz, concluye su discurso al esclarecer el origen, según él, de esta constante en todas las épocas.


"Ese mal era la simpleza. La simpleza que hay en la tendencia del hombre a considerar con desprecio todo lo que no comprende, y que se va ampliando a medida que aumentan la inutilidad y la mediocridad de lo objetos, las cosas y los hechos que, en ese hombre, provocan la admiración"


Blindado de su ideario revolucionario, este personaje sostiene una disputa verbal con el sacerdote del colegio, quien luego de escuchar todos los reclamos y reproches, simple y sencillamente se da la media vuelta y se aleja. Aunque, más adelante, a través de una confesión, el tamaño de su espíritu se agranda de una manera tan humilde que, levanta un muro que resulta imposible franquear y, por ende, la derrota permanecerá para siempre, en él.


En el siguiente capítulo, titulado "Sonia", Vadim padece los sentimientos encontrados del amor-odio, deseo-rechazo. Pareciera que el autor le da al personaje la oportunidad de la "redención" a través de un recurso distinto al de la razón, es decir, la carne. Dicotomía que se resuelve en el siguiente aforismo de la novela,


"Los encantos de un cuerpo de mujer que encienden los sentidos son como los olores de cocina - excitantes cuando se tiene hambre, repugnantes cuando se está satisfecho"


El cual se complementa con el siguiente fragmento,


"Para un hombre enamorado todas las mujeres no son más que mujeres, con excepción de aquella que ama -ella es para él un ser humano. Para una mujer enamorada todos los hombres son seres humanos, con excepción del que ama; para ella es un hombre"


Luego de su segunda derrota, Vadim, se encuentra con la cocaína y una nueva batalla se desencadena en su interior, ya que el mundo sombrío y noctámbulo de la droga, lo lleva a transitar por un camino solitario y sin esperanzas mundanas, las cuales son fácilmente sustituibles por una "toma" de cocaína, y, sobre todo, con tan sólo un mínimo de esfuerzo, pues "lo que importa al hombre no son los hechos ocurridos en su vida, sino sólo la repercusión de tales hechos en su conciencia"


Finalmente, terminará por transitar entre una realidad mezcla de "verdad" y de sueños.


Podría decir que novela con cocaína es una de las confesiones más honestas y, por lo tanto, más crueles que haya leído, a la fecha. Y, es que los acontecimientos que conforman el total de la novela, son de una crueldad que raya en lo despiadado. Una sucesión de "verdades" enunciadas sin mayores trabas, sobre todo las morales.